domingo, 4 de noviembre de 2007

LO PEOR PARA UNA MADRE

En el subte, línea D, algún punto entre Palermo y Carranza. Una niña me mira y mirá las bolas chinas con las que me hago masajes en el cuello. Hay algo en los ojos de la nena pero no alcanzo a distinguir qué es. Tiene unos 8 años.

Nena.- ¿Qué es eso?
Eu.- ¿Esto? (las hago sonar chocándolas entre sí) para hacer masajes...
Madre.- El ying y el yang...
Eu.- yo las uso todo el tiempo
Madre.- Todo suma
Eu.- claro.
Madre.- ella se arrancò las pestañas
Eu.- ¿se arrancó las pestañas?
Madre.- unas pestañas así de largas tiene y se las arrancó
Eu.- (mientras caigo en qué era lo que me llamaba la atención en su mirada) ¿por qué?
Madre.- se las arrancó y sabés lo que es eso para una madre, es lo peor, es clavarle una puñalada en el pecho. ¡Adiós! (bajando en Carranza)
Eu.- adiós...

Madre e hija se alejan por el pasillo mientras el subte cierra su puerta.
La niña sin pestañas me saluda con la mano, me sonríe y abre grandes sus ojos desnudos.

2 comentarios:

MICH dijo...

yo si tuviera una hija que lleva sus ojos en bolas por ahí, no me alcanzan las manos para cagarla a trompadas...

PATO PERAZZO dijo...

Mich!
Gracias por la rápida visita a este experimento apenas notó su existencia1 (esto lo primero).

En cuanto a la nena esta...y sí! capaz que es para cagarla a trompadas!

Mis respetos!