miércoles, 31 de octubre de 2007

ALGO


Bueno..ahí fue. Ahí mandé lo que tenía que mandar. Costó pero salió, algo salió. No es que sea de gran calidad ni tampoco un alarde de volumen o producción pero es algo. Sentado en el colectivo en medio del embotellamiento me encontré leyendo el borrador que lo que tenía era sólido, por lo menos más sólido que la vez anterior. Poblado de fallas y cosas para corregir y cambiar. También cosas para dejar, continuar y explotar. Es claramente un material que necesita trabajo y es claramente un proyecto de obra y no aún la obra ni nada que se le parezca. O sí. No es bueno, e incluso (seguramente) sea malo, pero es. Existe. Es sucio, deforme, mugroso. Es barro. Y eso ya es algo.

martes, 30 de octubre de 2007

LOST


Se va , se va...el tiempo se va y las imágenes no llegan, las palabras no aparecen. Las ideas no funcionan. Perdido. así me encuentro en este momento (o hace cuánto?) con respecto al material conque estoy trabajando. Trabajo trabado.

Los personajes están más o menos. Son cuatro. Ahora...¿dónde están?¿qué pasa?¿cuál es el conflicto?¿cuál el deseo y cuál la contradicción de cada uno?¿quién quiere qué y qué es lo que se le opone?¿cuál es el punto de fricción?¿dónde está el fuego?¿por dónde entrarle en definitiva?

Me quedan menos de dos horas ahora para tratar de resolver algo. Y después a la noche, quizás, un rato y luego: enter, send.

Aquí estoy, sentado. Como hace más de tres horas...un montón de papeles frente a mí, un montón de ventanas abiertas en la pantalla...¿y qué tengo de nuevo? Nada.

Aquí me quedo un buen rato más, aquí me quedo confiando, esperando, trabajando, intentando..

Aquí me quedo. aquí estoy.

AHORA SI


Parece que finalmente, aparentemente, tengo mis tres o cuatro horas de tranquilidad y concentración (siempre relativas y frágiles) para meterle mano a la obra en cuestión (la que debo entregar hoy a la noche!).

Meterle mano vendría a ser en este caso: corregir lo ya escrito, pasar las correcciones, organizar los pedazos sueltos, definir cuestiones básicas de contenido y funcionamiento, tomar decisiones, y escribir de nuevo. Todo esto al mismo tiempo. Tal vez termine trabajando sobre la reformulación de lo hecho, tal vez reescriba todo hasta donde llegue. Pienso también en la posibilidad de enviar no solo lo que sería el borrador en sí sino también todos los materiales periféricos que fuí generando, propios y ajenos , como parte del mismo corpus dramatúrgico (?!).

No sé.

Tengo ahí sobre el escritorio una montaña de papeles: prints de los distintos materiales, la primera entrega corregida, cosas nuevas, cosas sueltas. Repartidos en un cuaderno verde y una libreta negra otras tantas anotaciones o escritos alrededor de esto. Y también material documental que podría sumar al trabajo de modo inspirativo y/o intertextual.

Voy entonces a meterme con eso...

(de fondo: Cypress Hill, "Hits from the bong")

lunes, 29 de octubre de 2007

WARM-UP


Calentar los dedos, ablandar la mano, mantenerse en estado "escribiente", sintonizar, ponerse en onda, ponerse en tema...todas estas podrían ser razones/motivos/objetivos/razones de ser de y para estas entradas, estas irrupciones de la persona en el autor y del autor en la persona. Es quizá darles un tiempo para que se encuentren, hagan el cambio de turno para ocupar el cuerpo y la mente del que está sentado ahí imaginando, dejándose llevar, arrastra por fuerzas que empujan y que frenan y que van más allá de la voluntad y las ideas.
He renunciado a tener las horas ideales, más firma me pongo más fracaso más me frustro. ¿Entonces? Entonces una forma más relajada, más ser el que soy y voy pudiendo ser. Más un estar en contacto y al tanto permanente con lo que se va a construyendo en la cabeza, más dejarse atrapar por el mundo que construimos y más también en su propia capacidad de autoconstrucción.
No estoy diciendo (escribiendo en verdad) que no haya que planificar el trabajo y tratar de respetar ese plan, lo que digo es que hasta que ese plan se instala de hecho, se constituye en algo seguro, en una actividad que marca y cierra su propio perímetro de espacio y tiempo e impide que otras cosa ocupen o compitan con su lugar como por ejemplo la forma, la manera en que se fijaron en la rutina semanal las prácticas de Aikido. Son tres, a veces cuatro días y horas a la semana que ya aparecen por default bloqueadas en la agenda y que no aceptan en principio ser ocupadas con ninguna otra actividad o interés que no sea esa.
De la misma manera habrá que tener paciencia para que la escritura ocupe esos tiempos y de esa forma, con esa calidad y autoridad.
Mientras tanto esto: ser el que se puede ser, hacer lo que se hace, escribir lo que se escribe y darle tiempo a la persona y darle tiempo al autor para que se encuentren, se conozcan, trabajen juntos, sean uno solo.
Defender las horas escribiendo. Al final habrán sido diez horas o veinte o treinta o dos o ninguna. Por ahora serán las horas y el tiempo que uno de hecho termine dedicándolo. Lo demás, planes e intentos de ser rígidos y estrictos, no parecen funcionar bien hoy. No por lo menos con la persona que vengo siendo, tampoco con el autor que quiero ser.

domingo, 28 de octubre de 2007

DUELE

Ahí duele, justo ahí. Duele hace años. Vive. Un dolor que no se va nunca. Una molestia, una complicación y también ¿qué? ¿un signo? ¿una manifestación física de qué? o sea...encima del dolor y la molestia ¿hay que tomarse el trabajo de encontrarle sentido y significación? Podría ser, por qué no...
En todo caso: duele. Molesta, invade. Acompaña.
Este dolor de cuello me está matando, cada mañana despierto peor y cada día lo considero más parte mía, más una cosa hecha. Algo que ya fue. Algo que no tiene arreglo. Como quién dice: no sé ya a qué médico, osteópata, acupunturista, traumátologo, shiatzuterapeuta, masajista, sanador pránico, fisioterapeuta, quiropráctico o chamán ir para que me solucione el tema.
En un rato inevitablemente llegará el parche chino a tratar de calmarme en algo. Además se ha sumado en las últimas semana un exquisito pinzamiento digamos en toda la zona del hombro y el omóplato izquierdo que trae como consecuencia justamente una especie de calambre y sensación de hormigueo en todo ese brazo. El brazo dormido.
Y de noche no encuentro posición.
Es domingo y ya ayer se perdieron las primeras dos horas con las que contaba para trabajar en la obra. O sea el pequeño atisbo de plan de escritura para esto días arrancó fallando y así como así por una cosa o por otra (desables y no deseables, placentearas y no tanto, etcetera y etcetera) se esfumó ese primer par de horas de trabajo. Se perdieron en el aire, en la calle, en otros trabajos. Se fueron , se murieron y ya nunca volveran.
Ahora, así dolorido y somnoliento y pensando metáforas a partir del dolor cervical, encaro este nuevo y resplandecientísimo (?) día con la esperanza de avanzar algo (más) en la escritura. Es una mañana como de cuento con el sol en el cielo, el cielo celeste, y unos pajaritos gorjeando alegres cerca de la ventana de la habitación. Por supuesto (obviamente) tengo hoy también un montón de cosas para hacer además de esta (que en algo es la única que realmente me importa) y el día se agazapa para robarme el tiempo e impedir con todo tipo de artimañas que yo escriba.
Duele el cuello, la cabeza, duele el brazo y también la mano. Hacen ruido los dedos en el teclado, zumba la computadora, titila el monitor y yo me preparo para pelear las primeras dos horas de escritura del día sin saber (¿será ese el dolor del cuello?) qué voy a escribir , cómo resolveré los infinitos problemas a los que me enfrento en la obra como por ejemplo (apenas un detalle!) sobre qué cosa finalmente tratará.


(Siguen los pajaritos, además ladra un perro y ya que estamos pasa un avión.)

sábado, 27 de octubre de 2007

VER


Me levanto, voy al baño, me lavo la cara, me visto. Salgo a la vereda a buscar el diario, preparo el desayuno. Paso las páginas, miro las fotos, leo los titulares de costado. Me llama la atención algo sobre el crimen de los tres policías. Parecería ser, dicen, que arrestaron a dos sospechosos y que podría tratarse de un crimen pasional. Esto es para la obra pienso. Uno de los sospechosos habría tenido un romance con una mujer policía (¡me encanta esto!) que lo dejó para irse con uno de los ratis muertos.
Ahí hay algo para hacer, algo para escribir. Experimento una sensación de impunidad emocional podriamos llamarla, por la forma en que vuelvo todo material y materia de trabajo abstrayéndome del dolor que puedan haber causado en la vida real estos asesinatos. No puedo evitarlo, no quiero evitarlo. Como si necesitara todo el tiempo encontrarme con noticias como esta que sirvan para orientarme, darme pistas sobre los posibles caminos que pudiera tomar la obra cuya segunda versión o más bien segundo borrador tengo que entregar en 4 días, esto es: martes a la noche. En el medio, como siempre un millón y medio de cosas que hacer. Aventuro una cuenta posible respecto de la cantidad de horas que me quedan para trabajar en esto de hoy al martes. A ver...(tomo un sorbo de té, suena Beethoven) hoy a la tarde más tarde podría trabajar en el mejor de los casos digamos unas dos horas, digamos de 18 a 20. Mañana, mañana capaz que un par de horas a la mañana y a la tarde podrìan ser unas tres o cuatro horas. Bien...el lunes de 15 a 17:30 y a la noche un poco. Y el martes, el martes podría ser toda la mañana de 9 a 13 o 14 pongámosle. Y a la noche un último rato de una hora o dos, si da el cuerpo, si la cabeza da. O sea, en total, tengo por delante unas quince horas así a grosso modo. Siempre se pierden un montón de horas, minutos, segundos por el camino con lo cual tal vez terminen siendo unas diez horas (¡¡ojalá sean tantas!!). Bien, veremos si esas horas de verdad existen, veremos si sé aprovecharlas, veremos si algo se me aclara, si la historia aparece, los personajes (más o menos están), el conflicto y todas esas cosas que hacen a una obra. Veremos si aparece la mujer policía y su romance del pasado, veremos a los asesinos entrar en la noche y dispararles a los policías en la cabeza y en el cuerpo, veremos el resplandor de los cuchillos y las facas, veremos como son apuñalados salvajemente en nombre del amor perdido, movidos por los celos, veremos esas puntas, esos filos entrar y salir de la carne humana, con violencia y desesperación y quizá entre tanta sangre los ojos del enamorado, del despechado, vidriosos, llorosos, meláncolicos, veremos en esos ojos el reflejado el amor que no fue y tal vez lo oigamos diciendo:tomá, tomá, tomá mierda. ¡¡¡Tomá!!! ¡¡¡Me robaste la novia mierda tomá!!! Veremos, veremos. Quizá nada de esto se filtre, o por ahí se filtre todo. Veremos.

Eso: veremos.
Y después: ¿sabremos?.
(Suena Vivaldi)

viernes, 26 de octubre de 2007

LA ADICCION MAS QUERIDA


Anoche me fuì a la cama a dormir justo inmediatamente después de haberme quedado dormido en el sillón frente a la màquina mientras escribía y de esa forma iniciaba "oficialmente" este diario llamado, tal vez un poco pretenciosamente "Diarios de Autor". Tal vez pretenciosamente. Tal vez, solo tal vez.
Autor, autor de qué ? puede preguntar alguno en todo su derecho. Autor en potencia podría responder yo refiriéndome por ejemplo a la posibilidad, el deseo, la intención, la voluntad de escribir y terminar en algún momento una obra de teatro, un libro, una novela... Autor sí de poesías ya escritas aunque nunca publicadas. Autor , escritor, autor que escribe aunque nadie o casi nadie lo sepa...Autor de mi propia vida podría responder también cayendo en una metáfora un poco gruesa.
Si tengo en mi máquina una carpeta que se llama "Autor", porque no tener un blog que refleje ese proceso, ese camino, esa voluntad.
Crear una adicción a la pluma o a las teclas, da igual.
Escribir hasta quedarse dormido frente a la pantalla, levantarse y salir corriendo a escribir. No poder dejar de hacerlo. Hacerlo todo el tiempo. En concreto. También en la cabeza, mientras se come, se caga, se camina, se hace deporte, se va al trabajo y se vuelve, mientras se coje, mientras se atraviesan problemas, mientras se logran soluciones, mientras se lucha y también mientras se lavan los dientes. Todo el tiempo pero más que nada en la máquina, en el cuaderno, en un papel cualquiera, en una servilleta, en un boleto de tren. Escribir, escribir, escribir , escribir. Sin parar y sin pensar si lo que se escribe es bueno o malo. escribir lento pero también a toda velocidad. Escribir hasta que se prendan fuego los deedos, hasta que se quemen las manos, hasta que estalle el papel. Y corregir y todo eso, obvio, también. Y distinguir claro lo que se escribe en un diario-este por caso- y lo que se escribe como obra ¿o es todo obra?.
Escribir y escribir: intoxicarse de escritura, fumarse las palabars, inyectarse las letras, inhalarlas. Volverse un adicto a voluntad. Enfermarse de eso. Curarse con eso. La enfermedad y la medicina juntas. Eso. Feliz enfermedad que cura y hace de la vida propia, la de los demás y tal vez del mundo un lugar mejor para vivir o por lo menos -y como premio consuelo- un lugar menos peor.

YO QUERÌA SER AUTOR

Aquí estoy intentándolo de nuevo, escribir y escribir algo, lo que sea pero que sea algo. Buscarle la vuelta. Luchar con las palabras una batalla que sabemos perdida, que sabemos batalla.
Intento ahora este otro camino que refleje algo, aunque sea un poco, muy poco, lo mínimo indispensable; este proceso que hago. Esta cosa en la que me veo envuelto muy a mi pesar, muy a mi alivianar en realidad, en verdad.
Este camino arduo al que no puedo ni quiero ni imagino renunciar.
Mi analista una vez me dijo: "Cada vez que se toma la pluma se mata al padre" ¡¡Uh!!
¿Y cada vez que se enciende la computadora? ¿¿Y cada vez que se apreta una tecla???
Debe ser matar al padre a los trompazos de dedos. Una especie de digitopuntura al revès. Se usan los dedos para clavarle al padre las letras como agujas a lo largo y ancho de todo su cuerpo. Agujas en el torso, en el abdomen prominente,en los brazos fofos, en las piernas deformes. Clavar agujas en la frente y en la mollera calva. Clavar agujas en los labios, la nariz, las orejas. En la punta de la lengua. En los párpados o, mejor, directamente en los ojos. Eso. Como en la película "Audition". Esa escena en que la chica, la japonesa, paraliza al tipo con un veneno que no lo mata pero lo deja inmovilizado y le empieza a clavar agujas por todo el cuerpo. Y le clava unas en los ojos. Y después le corta un pie...bueno...terrible la película y no viene al caso.
Bien...ampliando el concepto, generalizandolo un poquín nomás..capaz que diríamos.Cada vez que se escribe se mata al padre.
Y se escribe la propia historia. Y cada vez que se escribe, sea verdad o mentira, realidad o ficción; cada vez que se escribe se escribe la propia vida. Se cuenta una historia. Se cuenta cómo nos volvemos hombres. cada vez que escribo me vuelvo un poco más hombre. Soy. Devengo. Aparezco. Existo de una forma distinta en un plano diferente. cada vez que escribo me vuelvo este: el trasnochado, el borrachín, el hombre simpático, el que parece tener menos años, al que varios le dicen: Pibe.
Aquí estoy intetándolo de nuevo. Buscar buscar buscar. Mostrarse. Estar. Y en el camino sorprender cada tanto. Tirar unos triangulitos, sacudir los rompeportones, hacer un mínimo esfuerzo y viajar.
Escribo, escribo, escribo.
Muestro el que soy con palabras.