sábado, 27 de octubre de 2007

VER


Me levanto, voy al baño, me lavo la cara, me visto. Salgo a la vereda a buscar el diario, preparo el desayuno. Paso las páginas, miro las fotos, leo los titulares de costado. Me llama la atención algo sobre el crimen de los tres policías. Parecería ser, dicen, que arrestaron a dos sospechosos y que podría tratarse de un crimen pasional. Esto es para la obra pienso. Uno de los sospechosos habría tenido un romance con una mujer policía (¡me encanta esto!) que lo dejó para irse con uno de los ratis muertos.
Ahí hay algo para hacer, algo para escribir. Experimento una sensación de impunidad emocional podriamos llamarla, por la forma en que vuelvo todo material y materia de trabajo abstrayéndome del dolor que puedan haber causado en la vida real estos asesinatos. No puedo evitarlo, no quiero evitarlo. Como si necesitara todo el tiempo encontrarme con noticias como esta que sirvan para orientarme, darme pistas sobre los posibles caminos que pudiera tomar la obra cuya segunda versión o más bien segundo borrador tengo que entregar en 4 días, esto es: martes a la noche. En el medio, como siempre un millón y medio de cosas que hacer. Aventuro una cuenta posible respecto de la cantidad de horas que me quedan para trabajar en esto de hoy al martes. A ver...(tomo un sorbo de té, suena Beethoven) hoy a la tarde más tarde podría trabajar en el mejor de los casos digamos unas dos horas, digamos de 18 a 20. Mañana, mañana capaz que un par de horas a la mañana y a la tarde podrìan ser unas tres o cuatro horas. Bien...el lunes de 15 a 17:30 y a la noche un poco. Y el martes, el martes podría ser toda la mañana de 9 a 13 o 14 pongámosle. Y a la noche un último rato de una hora o dos, si da el cuerpo, si la cabeza da. O sea, en total, tengo por delante unas quince horas así a grosso modo. Siempre se pierden un montón de horas, minutos, segundos por el camino con lo cual tal vez terminen siendo unas diez horas (¡¡ojalá sean tantas!!). Bien, veremos si esas horas de verdad existen, veremos si sé aprovecharlas, veremos si algo se me aclara, si la historia aparece, los personajes (más o menos están), el conflicto y todas esas cosas que hacen a una obra. Veremos si aparece la mujer policía y su romance del pasado, veremos a los asesinos entrar en la noche y dispararles a los policías en la cabeza y en el cuerpo, veremos el resplandor de los cuchillos y las facas, veremos como son apuñalados salvajemente en nombre del amor perdido, movidos por los celos, veremos esas puntas, esos filos entrar y salir de la carne humana, con violencia y desesperación y quizá entre tanta sangre los ojos del enamorado, del despechado, vidriosos, llorosos, meláncolicos, veremos en esos ojos el reflejado el amor que no fue y tal vez lo oigamos diciendo:tomá, tomá, tomá mierda. ¡¡¡Tomá!!! ¡¡¡Me robaste la novia mierda tomá!!! Veremos, veremos. Quizá nada de esto se filtre, o por ahí se filtre todo. Veremos.

Eso: veremos.
Y después: ¿sabremos?.
(Suena Vivaldi)

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